Hoy Jesús se nos presenta como un puente entre el pasado y el futuro. Es respetuoso con la Ley y las leyes. No quiso pasar por revolucionario ni contestatario de contraseña dialéctica; seguir a Cristo implica cumplir la Ley pero trascenderla hasta convertirla en amor, en misericordia, en compasión y perdón. Por eso, desde el amor, un insulto, una querella y un malentendido son asuntos graves. No hay materia leve en materia del amor al prójimo. Para orar y ofrecer la ofrenda litúrgica, la caridad cumplida y el perdón ofrecido son su legitimación más exigente.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
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