sábado, 8 de diciembre de 2012

A MARÍA LE DEBEMOS MUCHO Y DE ELLA PODEMOS APRENDER



De la vida de la Virgen María se puede aprender mucho. Para empezar, cuando su camino en la vida parecía claro –un prometido, José, una vida familiar, hijos, trabajo…- de repente, el paso de Dios lo trastoca todo. Se convierte en la madre del Hijo de Dios. Nada menos. Y ella, como creyente fiel, acepta el cambio. ¿Cómo afecta el paso de Dios a mi vida? ¿Le dejo que me hable, o me cierro en banda, ni veo ni oigo qué me está rondando? Aún más, antes de adoptar una decisión seria, ¿me pongo en presencia de Dios? ¿Oro para que me ilumine la luz de su Espíritu en la resolución de un problema?
María tiene miedo. Es normal. Temer es la reacción normal de una persona normal a una situación inesperada. Lo que nos puede iluminar hoy es cómo María reacciona a su miedo. Le pregunta al ángel cómo puede ser, si ella se ha mantenido virgen. Y, después de escuchar la respuesta, acepta. Presentar las objeciones que tenemos a Dios, y orar con ellas, es legítimo. ¿Somos capaces de presentar nuestros argumentos a Dios? ¿Tenemos con Él la confianza que da el trato diario, para decirle todo lo que nos pasa? ¿O, porque no hablamos con Dios, no nos atrevemos a plantearle nuestras objeciones, y preferimos simplemente decirle que no? Otro punto para la reflexión.
Gracias a María, es posible la intervención de Dios en la historia de la humanidad, después del primer pecado. Y por el sí de María, Dios nos bendice en su Hijo, para que podamos ser santos e irreprochables ante Él en el amor. A María le debemos mucho, y de ella se puede aprender bastante.

Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/

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