¡Juan fue grande! ¡El mayor de todos! Y el más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que Juan. Juan es el más grande, porque era el último del Antiguo Testamento. Fue Juan quien, por su fidelidad, pudo por fin indicar al pueblo el Mesías: “Este es el cordero de Dios” (Jn 1,36). Pero Juan no fue capaz de comprender el alcance de la presencia del Reino de Dios en Jesús. El tenía dudas: “¿Es el Señor o tenemos que esperar a otro?” La historia antigua, ella sola, no comunica a la persona luz suficiente para comprender toda la novedad de la Buena Noticia de Dios que Jesús trae consigo. ¿Y cuál es esta novedad?
Jesús ofrece una clave de lectura: Con Juan Bautista finalizaron los tiempos de la Ley y de los profetas, tiempos de la profecía y de la espera. Juan anunció al Mesías y trató de reconstruir la comunidad (Lc 1,17). Pero no captaba el misterio más profundo de la vida en comunidad. Solamente Jesús lo comunicó, anunciando que Dios es Padre y, por consiguiente, todos somos hermanos y hermanas. Este anuncio comporta una nueva fuerza que nos hace capaces de superar divergencias y de crear comunidad.
Estos son los violentos que logran conquistar el Reino. El Reino no es una doctrina, sino un nuevo modo de vivir como hermanos y hermanas, desde el anuncio que Jesús hace: Dios es Padre de todos.
El Reino pertenece a los violentos, es decir, pertenece a los que al igual que Jesús, tienen el valor de crear comunidad. ¿Tú también?
Jesús ayudó a Juan a comprender mejor los hechos por medio de la Biblia. La Biblia ¿me ayuda a comprender mejor los hechos de mi vida?
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
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