jueves, 31 de marzo de 2016

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS. JUEVES OCTAVA DE PASCUA



"YO SOY EN PERSONA"

Dios resucitó a su siervo Jesús y nos lo envía para que nos traiga la bendición con tal de que nos apartemos de nuestros pecados (Hch 3,26). La primera y gran bendición que nos trae es su propia persona divina. Junto con su persona, nos ofrece la paz: "Paz a vosotros" (Lc 24,36), para que sus discípulos se tranquilicen y no sigan pensando que es un fantasma (Lc 24,37) sin reconocerlo. "Mirad mis manos y mis pies" (Lc 24,39), les dice. Son los mismos de antes, los de un crucificado que ahora está vivo.

Cristo resucitado es el mismo en persona (Lc 24,39) que los apóstoles conocieron antes. Es el mismo con su naturaleza humana, glorificada y retocada, pero "con carne y con huesos", hombre verdadero y no un espíritu. Es alguien a quien se puede tocar, pero, a la vez, es hombre glorificado, que se presenta en la estancia con las puertas cerradas como si fuera un espíritu. Cristo sigue siendo el mismo en sus enseñanzas: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros" (Lc 24,44).

Cristo es el mismo, con su divinidad, con su señorío universal, con su poder eterno, con su amor divino y fiel, que no abandona a sus discípulos débiles -pero intensamente queridos-; es el mismo con su profunda sabiduría, que a sus discípulos "les abre las mentes para comprender las Escrituras" (Lc 24,45) Y el corazón para infundirles su paz: "Paz a vosotros" (Lc 24,36).


Cristo resucitado: devuelve tu paz a tus discípulos, que te han visto y te han reconocido. Ábrenos las mentes para que entendamos las Escrituras sin desfigurar tu identidad y tu persona. Danos verdadero discernimiento de espíritus para que no confundamos realidades con fantasmas, ni "churras con merinas". Danos discernimiento de tus caminos, de tu cruz y de tu resurrección; discernimiento de tu realidad y de tu acción de Resucitado sin "reduccionismos" pseudoexegéticos y pseudocientíficos; que ya nos basta con la teoría de los fariseos de que habían robado tu cadáver, empeñados en falsificar y desvirtuar tu verdadera resurrección.

Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.

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