martes, 10 de abril de 2012

QUIEN SE ARRODILLA DELANTE DE JESÚS...



Dios no se ha contentado con decirte que te amaba; un día en el tiempo, se ha hecho hombre: un ser como tú, de carne consciente y de sangre.

En la oración, arrodíllate en presencia del Padre y con una súplica que no cese nunca, pídele que comprendas que "Cristo habita en tu corazón por la fe" (Ef. 3 ,17). Cree en su presencia en ti, dice la Regla de Taizé, aunque no experimentes ninguna resonancia sensible. Utiliza todos los requisitos de tu persona para elevar esta oración al Padre pues debes ser habitado por el Espíritu de Jesús. Luego, al mismo tiempo, el Espíritu Santo te dará luz y fuerza para comprender "cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento" (Ef 3, 18-19).

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