3 de julio
Santo Tomás apóstol
Jn 20, 24-29 Si no veo… no creo
“Si no lo veo no lo creo” es una expresión que desde los tiempos de santo Tomás ha recorrido el lenguaje, la experiencia humana. Necesito ver para creer, necesito tocar para aceptar, necesito probar para saber, necesito tener certezas para avanzar. Otra es la dinámica del evangelio: “dichosos los que creen sin haber visto”. Creo, Señor, pero aumenta mi poca fe.
Señor, no me hace falta meter mi mano en tu costado abierto. Para verte a ti, para tocarte a ti, sólo hace falta mirar alrededor, ver al hermano, a los niños, a los inmigrantes, también al que ríe, al que disfruta de la vida que tú nos das; tocar la naturaleza, los árboles, el agua, el monte, el color del campo.
En todo ello estás Tú.
Termino siempre pidiendo: Aumenta mi fe.
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