miércoles, 11 de enero de 2012

El Papa a los embajadores: «Basta de las persecuciones de los cristianos»


El Papa a los embajadores: «Basta de las persecuciones de los cristianos»


Benedicto XVI y  los embajadores
BENEDICTO XVI Y LOS EMBAJADORES

En el tradicional discurso a los embajadores, Benedicto XVI da un panorama de los problemas del mundo: desde la crisis económica hasta Siria- Nigeria y dice "lo primero de los derechos humanos"

ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO


«En no pocos países, los cristianos se encuentran privados de los derechos fundamentales y son relegados a los márgenes de la vida pública; en otros, sufren ataques violentos contra sus iglesias y sus casas.» Lo dijo el papa Ratzinger durante la recepción del cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede con motivo de los tradicionales saludos de comienzo de año. Benedicto XVI, como sucede cada año, presentó un panorama del estado del mundo, recordando los problemas y los signos alentadores. En primer lugar, saludó al embajador de Malasia, país que se agregó en el curso del 2011, y dedicó una reflexión al Estado recién nacido de Sudán del Sur, constituido el pasado julio, expresando su deseo de que cesen «tensiones y enfrentamientos».

CRISIS ECONÓMICA
El Papa recordó las consecuencias «graves y preocupantes» de la crisis económica y financiera mundial, que «no ha afectado solo a las familias y a las empresas de los países más avanzados económicamente, donde tuvo origen, creando una situación en la que muchos, sobre todo los jóvenes, se sintieron desorientados y frustrados en sus aspiraciones a un porvenir sereno», sino que «también repercutió profundamente en la vida de los países en vías de desarrollo». Benedicto XVI invita a no desanimarse y a «volver a proyectar con determinación nuestro camino, con nuevas formas de compromiso. La crisis puede y debe ser un estímulo para reflexionar sobre la existencia humana y sobre la importancia de su dimensión ética, antes que sobre los mecanismos que gobiernan la vida económica». Es necesario, explicó, «dar nuevas reglas que aseguren a todos la posibilidad de vivir con dignidad y de desarrollar las propias capacidades en beneficio de toda la comunidad».

LOS JÓVENES Y LA PRIMAVERA ÁRABE
Ratzinger habló luego de los «efectos del actual momento de incertidumbre», que afectan particularmente a los jóvenes. «De su malestar nacieron los fermentos que, en los meses pasados, invistieron, en algunos casos duramente, a diferentes regiones. Me refiero, sobre todo, a África del Norte y a Oriente Medio, donde los jóvenes —que sufren además por la pobreza y la desocupación y temen la ausencia de un porvenir cierto— lanzaron lo que se ha convertido en un vasto movimiento de reivindicación de reformas y de participación más activa en la vida política y social.» Para Benedicto XVI es aún prematuro intentar hacer un balance, pero es evidente que «el optimismo inicial» ha «cedido el paso al reconocimiento de las dificultades de este momento de transición y de cambio, y me parece evidente que el rumbo adecuado para continuar el camino emprendido es el del reconocimiento de la dignidad inalienable de cada persona humana y de sus derechos fundamentales». El respeto de la persona, agregó Ratzinger, «debe estar en el centro de las instituciones y de las leyes, debe conducir al fin de toda violencia y evitar el riesgo de que la atención debida a los pedidos de los ciudadanos y la solidaridad social necesaria se transformen en simples instrumentos para conservar o conquistar el poder». El Papa también invitó a la comunidad internacional «a dialogar con los actores de los procesos en acto, respetando a los pueblos y sabiendo que la construcción de sociedades estables y reconciliadas, ajenas a toda injusta discriminación, en particular de orden religioso, constituye un horizonte más vasto y más lejano que el de los plazos electorales».

SIRIA, TIERRA SANTA E IRAQ
Benedicto XVI expresó una «gran preocupación» por las poblaciones de los países en los que continúan las tensiones y la violencia, «en particular, Siria, en donde deseo que terminen lo antes posible los derramamientos de sangre y se inicie un diálogo fructífero entre los actores políticos, favorecido por la presencia de observadores independientes». El Papa citó luego a Tierra Santa, «donde las tensiones entre palestinos e israelitas repercuten en los equilibrios de todo Oriente Medio». Es necesario, afirmó, que «los responsables de estos dos pueblos adopten decisiones valientes y previsoras en favor de la paz». El Pontífice dirigió una palabra de reconocimiento a la iniciativa del Reino de Jordania, que reanudó el diálogo: «deseo que este prosiga para que se llegue a una paz duradera, que garantice el derecho de esos dos pueblos a vivir en la seguridad, en Estados soberanos y dentro de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas». Y, también en este caso, pidió a la comunidad internacional que «estimule la propia creatividad y las iniciativas de promoción de este proceso de paz, respetando los derechos de cada una de las partes». El Papa dijo que sigue «con gran atención los acontecimientos en Iraq, lamentando los atentados que causaron recientemente la pérdida de numerosas vidas humanas, y aliento a sus autoridades a que continúen con firmeza en el camino de una plena reconciliación nacional».

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