San Esteban protomártir.
Estamos de lleno en la llamada “semana de la
octava de navidad”: una semana entera para seguir celebrando el Misterio...
para no hacer duelo (¡litúrgicamente no se permiten las misas de difuntos estos
días!) Y sin embargo la Iglesia quiere recordar justamente hoy a san Esteban
protomártir (primero de los mártires), es decir: alguien que llegó a entregar
la vida por este Jesús que hoy nace en Belén. El “valor” no está solo en que
entregó la vida, sino que dicen de él que vivía “lleno de gracia y poder del Espíritu
de Dios”. Cuando las cosas iban tan mal que todos le rodeaban para apedrearlo,
fue capaz de fijar su mirada en Cristo, entregarle su espíritu (lo más profundo
de sí mismo) y perdonar a los enemigos. Actitudes muy navideñas o al menos, muy
evangélicas. Actitudes que no se improvisan si no van cuajando día a día en una
vida cotidiana “llena de gracia y de poder del Espíritu de Dios”. La fiesta de
hoy nos invita a pensar una vez más en quién y en qué hemos puesto nuestra
confianza... pero de verdad, no sólo de palabra. Preguntémonos a quién acudimos
cuando estamos en apuros (rodeados de gente que quiere apedrearnos), en quién
nos apoyamos cuando no podemos más, a quién volvemos la mirada en busca de
luz... Ojala, en alguna medida, Cristo El Señor, el Niño de Belén, el Dios de
nuestra historia y nuestra vida, se encuentre también ahí y no sólo en las
tarjetas navideñas de estos días...
Comentarios realizados por: José Valiente
Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
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