Evangelio según San Marcos 12, 18-27
Dos frases para quedarse en la mente y en el corazón de las lecturas de este día. En la primera lectura “Sé de quién me he fiado.” y en el Evangelio: “No es Dios de muertos sino de vivos.”
La vida es siempre una relación de confianza. El niño confía en sus padres. Confiamos en los amigos. Confiamos en que el que nos vende algo nos lo entrega en buenas condiciones. Confiamos en la familia. Confiamos en los que hablan como nosotros, en los que viven en nuestras calles. En las relaciones de intimidad confiamos en la persona que Dios ha puesto en nuestra vida como don. Sin esa relación de confianza la vida se hace imposible. No se puede desconfiar de todo y de todos todo el tiempo. El que viva en esa actitud de desconfianza total no tiene más remedio que meterse en un cuarto sin ventanas y cerrar la puerta con siete llaves. Todo y todos se le convierten siempre en una amenaza. Esa vida ya no merece el nombre de “vida”. Es más bien una muerte anticipada.
San Pablo en la primera lectura de hoy (2Tim 1,1-3, 6-12 por si la quieres leer)) habla de su relación de amistad con Timoteo. Han trabajado juntos al servicio del Evangelio. Le tiene siempre presente en su oración. Confía en él. Le da consejos porque ambos comparten unos mismos sentimientos. Pero su amistad, su relación tiene una base más profunda. “Sé de quién me he fiado.” Pablo ha tenido muchos problemas. Vive, como él mismo dice, “una penosa situación presente.” Pero sigue confiando. Dios es la base firme desde la que se abre a la confianza en sus hermanos y en la vida, que sabe que es regalo continuo de Dios.
Es que Dios es “Dios de vivos y no de muertos.” Ahí está el centro de nuestra fe. Dios no es una entelequia que nos hayamos imaginado. Es una realidad que sentimos presente en nuestras vidas, que sentimos presente en la vida que nos rodea, que se regenera y recrea continuamente y nos impulsa a vivir en confianza y en esperanza. Más allá de las discusiones tontas y leguleyas de los fariseos y de los saduceos (lo mismo que las nuestras), lo importante es que Dios es Vida, Dios está vivo. Dios invita a vivir en plenitud nuestra vida, abiertos a la confianza, abiertos a los hermanos, con la mano tendida por penosa que sea la situación presente.
Hoy es el aniversario de la muerte de Mons. Juan Hervás y Benet (1982). Cuánto le debemos a su servicio a la Iglesia. En concreto el Movimiento de Cursillos de Cristiandad. Ahí nació nuestra amistad en el Señor y nuestro compartir los mismos sentimientos.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España
http://www.cursillosdecristiandad.es/
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