viernes, 25 de julio de 2014

Crónica y fotos de la semana de evangelización ''Arde Complutum 2014''

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto,
así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que
todo el que cree en él tenga vida eterna”
(Jn 3, 14-15)



“¡Que todos los hombres se salven y te conozcan de corazón, Señor!”: con esta súplica acompañándonos en el corazón, hemos celebrado, con fe en el poder de Dios, Arde Complutum 2014, una Semana de Evangelización que ha tenido lugar en la Diócesis de Alcalá de Henares del 13 al 20 de julio, donde se han reunido un grupo de misioneros con el deseo de llenarse del Espíritu Santo y predicar con valentía la palabra de Dios (cfr. Hch 4, 31).

Hace meses escribimos pidiendo oración a conventos de toda España, para que sostuvieran la misión con su vida ofrecida, “siendo el amor” que alienta a los evangelizadores.

El domingo 13 de julio acogimos a los participantes en nuestros Seminarios Diocesanos: alabanza, presentación y cena compartida. El lunes tuvimos momentos de oración, pues nadie puede dar lo que no tiene: nos llenamos de Dios para, como la samaritana, poder después desbordarlo. Miguel Ángel Pardo nos ayudó a orar con una meditación. A continuación, Enrique Santayana impartió la formación sobre la dignidad del cristiano, que es partícipe de la misma misión de Cristo. En el centro del día la Eucaristía, donde nos ofrecimos con el Señor y le presentamos a todas las personas con las que nos íbamos a encontrar. Comida, descanso, otra pequeña formación sobre cómo evangelizar en la calle, Rosario con la Virgen María, suplicándole participar de su fe para ser una Iglesia viva y evangelizadora, cena y Vigilia de evangelización desde la Catedral.

Al día siguiente contamos con una formación sobre el kerygma: anunciar a Jesucristo en la calle y otra  que nos iluminó sobre la cuestión clave de la Nueva Evangelización: recuperar el espíritu eclesial de los orígenes de la Iglesia, a cargo de Óscar Martínez y Pablo Ormazábal, respectivamente. De la mano de la Virgen María, suplicamos una nueva efusión del Espíritu Santo que nos transformase en apóstoles de fuego que incendiasen la Tierra de María, que es España, que es cada corazón, nuestra diócesis complutense, yendo, como Ella, en humildad, pobreza y docilidad a Dios, con su compasión, a buscar a los hombres, que mueren sin Él.

La Providencia quiso que el envío a los lugares de misión de manos de nuestro Obispo y Pastor, don Juan Antonio Reig Pla, tuviera lugar en la fiesta de la Virgen del Carmen. A primera hora tuvimos una meditación sobre el corazón de pastor de san Pablo, donde se nos explicó cómo la gran obra esencial de la misión es dar a luz a Cristo en las almas, cuyo modelo perfecto es nuestra Madre. Ya en la Catedral, celebramos la Eucaristía, donde fuimos enviados a siete parroquias de la diócesis, mediante la bendición e imposición de la cruz, y habiendo recibido a Jesús en la Eucaristía: Él nos envía y  acompaña en la evangelización. Las parroquias que nos acogieron este año fueron:

Virgen de Belén y Nuestra Señora del Val, en Alcalá de Henares; la Inmaculada Concepción en Ajalvir; San Juan Evangelista, en Torrejón de Ardoz; Nuestra Señora de la Asunción, en Torres de la Alameda; San Andrés apóstol, en Fuentidueña de Tajo, y San Martín Obispo, en Valdilecha.




Permanecimos en las parroquias orando, compartiendo con los hermanos y evangelizando hasta el sábado por la mañana, que regresamos a Alcalá. Allí rezamos por las calles el Rosario, regando con oración, preparando el terreno para la evangelización de la noche, para que, por María, el Espíritu Santo tocase los corazones. Por la tarde,  el sacerdote José J. Mora (Curry) nos exhortó a vivir evangelizando en todo momento, como muestra de amor al Señor y a los hombres.










A continuación, preparamos la Gran Misión que tendría lugar por la noche: la evangelización desde la Catedral, coronada por una adoración eucarística en la Plaza de los Santos Niños, donde algunos testimoniaron el momento impresionante de gracia que había supuesto, y lo comparaban a cuando Jesús pasaba por Jerusalén y unos lo acogían, otros pasaban de largo...









Un pueblo arrodillado con sus lámparas encendidas esperaba, lleno de fe, la llegada del Esposo: Jesucristo llegó para quedarse, está vivo, siempre con nosotros, y en la Plaza estuvimos adorándole en un altar dispuesto dignamente para la ocasión, agradeciéndole tanto derroche de misericordia y paciencia, por tantas maravillas como hemos visto y las que nos contará en el Cielo...

Dicen que es de bien nacidos ser agradecidos. También que el agradecimiento de los dones a Dios atrae nuevos dones. ¡Es justo dar gracias a Dios siempre y en todo lugar!: demos gracias a Dios, a la Virgen María y a todo el Cielo, que no deja de interceder por nosotros para que seamos de Dios, para que seamos santos, como Él es santo. ¡Proclamemos, con María, la grandeza del Señor, creyendo y esperando un Nuevo Pentecostés para cada rincón de España y del mundo! Que cada misionero, con los dones recibidos, los ponga al servicio de Dios y los haga fructificar en sus lugares de origen, para que ningún hombre se pierda. Sigamos rezando para que la semilla plantada dé fruto y todos se abran al amor de Dios y se dejen abrazar por su salvación.

Compartimos, a continuación, algunos testimonios:

Javier comentaba cómo Arde Complutum había sido como venir a Nueva York desde un pueblo y descubrir una Iglesia viva, llena de carismas, como venir  a la Universidad. Aquí había aprendido mucho del kerygma, había visto cómo se iluminan las pupilas de la gente cuando les hablas de Dios…y la necesidad del sacrificio, ofrecido por las personas, y el sacrificio vivo y eficaz que es la Eucaristía.

Cecilia descubrió cómo se puede evangelizar también rindiendo nuestras coronas ante el Señor rezando por las personas.

Unas niñas de la parroquia de Belén salieron con unos cestos con Palabras de Vida a la calle con el párroco y una consagrada; una de ellas anunciaba el amor de Dios y, antes de que se fueran los evangelizados, les decía: “Jesús te quiere mucho, pero me falta una cosa, darte un abrazo de parte de Jesús”, y los abrazaba, con una frescura que dejaba llenos de alegría a los que la escuchaban.

Fernando se maravillaba de cómo había logrado “entenderse” con un hombre rumano que no sabía absolutamente nada de español. Le dio un papel para escribir su petición, donde escribió tres nombres, y el misionero comenzó a orar. Dile al Señor: “te quiero mucho”. Y el hombre lo repetía muy recogido, tan recogido que conmovió el corazón del misionero, que comentaba lo lejos que estamos a veces de rezar con el corazón. Quedarán para hablar y le regalará un Nuevo Testamento en rumano.
Maribel se quedó con la unción con que se rezaba y la alegría que tenían los misioneros.

David decía que había sido un bien para él estos días, un regalazo de Dios, también los hermanos. Compartía cómo al principio estaba un poco desesperanzado. Alguien comentó que habíamos venido a sembrar, no para ver los frutos, y eso le tranquilizó. Desde ese momento le dijo al Señor: “Te voy a nombrar evangelizador, hazlo todo Tú”. Desde ese momento se esfumaron los miedos y agobios, el Señor se ocupó…y comenzaron a entrar en los comercios, muy animados para evangelizar y con deseos de convertirse más al Señor. Descubrió que donde abundó el pecado y la tentación, sobreabundó la gracia.

Almudena estaba bastante impresionada: parecía un entrenamiento antes de salir a jugar un partido de fútbol. Se sentía interpelada a hacer lo que habíamos hecho (evangelizar por la calle) en todo momento, y le pedía al Señor no pecar de omisión. Le impresionó muchísimo la presencia del Señor en la calle el sábado por la noche.

Antonio Eloy se sentía apóstol de Jesucristo, invitado a confiar mucho en Él, dejando que Dios ponga sus palabras en su boca para hablar…pues su Palabra, su amor es lo que convierte…dejémonos hacer por Dios. Le encantó que hubiese muchos deseosos de anunciarle y cómo había supuesto una confirmación de su vocación: sacerdote, apóstol de Jesucristo.

Alicia descubrió el poder de la oración y la necesidad de ser perseverantes con un grupo de islámicos que se acercaban a la Iglesia, mirando, desde el exterior, al Señor en la custodia, pues estaban abiertas de par en par las puertas del templo. El último día parecía que la gente entraba sola a la Iglesia. Conversó con un musulmán y hablaban de cómo a su religión le faltaba algo y preguntaba cómo saber más de Jesús. Ella se levantó, le pidió que le esperase un momento y se encontró con el párroco, que venía con las manos llenas de evangelios. ¡Regalaron un montón de evangelios aquella noche!

Nelson agradecía al Señor por preparar estos días para él y su familia, con la que ha participado. En una evangelización, habló con un hombre al que acababan de dar una mala noticia. Él le anunció la Buena Noticia. Le ofreció una Palabra de Dios y se le invitaba a pedir, pues Él estaba allí. El hombre se fue y, al rato, volvió a aparecer y le dijo: “Me encuentro mejor, gracias”. Es precioso ver cómo Dios toca los corazones.

Fulgencia estaba de peregrinación procedente de Guinea. Se le acercaron dos misioneros y se unió con otra amiga a la Semana de Evangelización.

“Le doy gracias a Dios por vivir esta semana con todos vosotros y que hayamos podido ser  instrumentos para los demás, que cada día llevemos el amor de Dios a todos los que nos encontremos y en nuestras casas, trabajos...especialmente. GRACIAS, que  sigáis en esta obra maravillosa, abriendo camino por donde vais” (Anabel).

“En este Arde Complutum he entendido mejor cuál es la Iglesia de Jesucristo, cómo el Señor actúa a través de cada uno de nosotros y su gusto por los sencillos y los débiles. Para que "quien se gloríe, q se gloríe en el Señor". Hasta la próxima vez que nuestro Señor nos reúna, que os bendiga cada día y la Madre María os acompañe” (Raquel).
“Yo me he ido de Arde Complutum con el corazón lleno del fuego del Espíritu y de la presencia de Dios en tantos momentos y también a través de vuestros gestos, alegría, testimonio...
 Bendito seas, Señor, por tantas bendiciones recibidas...
 ¡Hermanos de Kerygma, seguiré rezando por vosotros para que el viento del Espíritu sea siempre vuestro guía! Gracias por esta oportunidad en la que Jesús nos ha hablado primero a nosotros para después llevarlo hasta los confines de la tierra...
 ¡¡Os llevo a todos en mi corazón y en mi oración!! Que la alegría de Jesús resucitado nos acompañe siempre” (Marta).


¡¡¡GRACIAS, SEÑOR, POR TODO, POR TI MISMO, A TI SEA LA GLORIA!!!

Queremos agradecer también:

-De un modo especial, a nuestro padre y pastor, don Juan Antonio Reig Pla, que siempre nos alienta y exhorta a ser unos locos por Cristo y por las almas, y nos abre todas las puertas.

-Al Obispado.

-A nuestros queridos Seminarios Diocesanos Mayor y Menor.

-A la Catedral Magistral.

-A todos los sacerdotes que han servido mediante el ejercicio de su ministerio: con la predicación, la celebración de la Eucaristía y del sacramento de la Penitencia. A los párrocos, que han abierto sus parroquias y corazones a esta aventura.

-A todos los conventos de Clausura de España y de nuestra diócesis, que han rezado y se han ofrecido suplicando un Nuevo Pentecostés.

-A las familias que han acogido a misioneros en sus casas.

-A las cocineras, por su amor y paciencia. ¡Porque hemos comido muy bien!

-A nuestros hermanos de la RCCE que han servido en los ministerios de música e intercesión.

-A cada misionero, por decir “sí” al Señor.

-A todos y a cada uno, en el Cielo y en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario