lunes, 23 de febrero de 2015

MEDITACIONES CUARESMALES P.CEFERINO SANTOS: DOMINGO 1º

HAY UNOS NUEVOS DILUVIOS
 
lloverDios sumergió a una antigua generación impenitente, rebelde y pecadora en un diluvio de aguas torrenciales. Hoy nos encontramos con otros diluvios de piedad y con el arco iris de su misericordia (Gn 9,14-15). Ante la lluvia continua de desórdenes y de pecados de los hombres de hoy, enfrentados con Dios, con la naturaleza y entre sí mismos, el Señor podía haber elegido el destruirlos con un nuevo diluvio que devastase la tierra (Gn 9,10). Pero Dios no eligió un nuevo diluvio de castigo y de destrucción, sino un diluvio de salvación y de piedad inagotable.
En vez del primer diluvio de agua destructora, nos envía Dios Padre un diluvio de agua que purifica la conciencia (1 P 3,21), por medio del sacramento del bautismo que nos sumerge en la muerte y en la vida de Cristo. En vez de otro desbordamiento anegador, nos envía el diluvio de la sangre de Cristo, que nos justifica, que muere por nuestros pecados (1 P 3,18) y que alcanza a todas las humanas generaciones y también a los espíritus encarcelados, que en el tiempo habían sido rebeldes (1 P 3,19-20) ya los que no había llegado el sacramento del bautismo santificador.
Como Dios desea ardientemente que nos salvemos, nos envía un nuevo diluvio, derramando su Santo Espíritu sobre toda carne, para que hechos criaturas nuevas e hijos adoptivos de Dios, pueda devolvemos a la vida (1 P 2,18). Y finalmente, Dios está enviando un diluvio de amor misericordioso sobre todos los hombres "por la resurrección de Cristo, Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios" (1 P 3,22).
Para que nos convirtamos y creamos, Dios nos envía un diluvio de palabras de vida y la Buena Noticia de su Hijo, que creída nos salva: "Convertíos y creed en la buena noticia" (Mc 1,15). La Palabra de Dios puede convertirnos, librarnos de los ataques de Satanás, restaurarnos de nuestras rupturas y hacernos criaturas nuevas y liberadas. No habrá nuevos diluvios universales y catastróficos; pero sí seguirá habiendo un diluvio de gracias y de misericordia sobre la miseria de los hombres. Sobre ellos brilla como señal de redención y arco iris de esperanza la bendita Cruz de Cristo, que nos redimió y nos salvó. Él nos ayudará a vencer las tentaciones de Satanás y a las alimañas peligrosas en el desierto (Mc 1,13) de este mundo pecador.
Derrama, Señor Jesús, sobre nosotros el diluvio de tu amor, que nos lave y nos purifique de nuestras culpas y nos lleve a vivir la gracia y la cercanía de tu reino. Amén.
 
 
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY
CICLO B Pág. 63 y 64 (Ceferino Santos S.J.)
 
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