Un grupo de Cursillos de la diócesis de Alcalá de Henares salimos el día 30 de abril con dirección a Roma, la ciudad eterna, para vivir un acontecimiento que no queríamos perdernos: la audiencia con su Santidad el Papa Francisco y la ultreya europea.
Para muchos de nosotros era la primera vez que celebrábamos una ultreya fuera de nuestras fronteras, y por supuesto, la primera vez que nos recibía el Papa.
Algunos ya habíamos estado en Roma y en el Vaticano anteriormente, sin embargo, la visita merecía la pena. Roma y el Vaticano siempre es un buen destino, y no nos importaba repetir más de una y dos veces. Tal vez por eso se llama a Roma la ciudad eterna, la ciudad que siempre recuerdas y guardas en tu corazón, porque además de las maravillosas obras de arte que contiene la ciudad y por las que no dejas de asombrarte a cada paso que das andando por sus calles, sus preciosos rincones tan entrañables y su luz te cautivan. Pero además es la cuna de la catolicidad, sientes presentes las huellas de los primeros cristianos, vives más a flor de piel tu religión porque te rodean testimonios constantes de tantos hermanos a lo largo de la historia enamorados de Cristo y que han entregado su vida al Señor, y de tantos hermanos que ves a tu alrededor que comparten tu fe.
El día 30 de abril, llegamos a Roma por la mañana, una vez dejado nuestro equipaje en el hotel y comer rápidamente, nos encaminamos al Vaticano, el Papa nos esperaba. Fue un día duro, hacía calor y había tanta gente que las medidas de seguridad no daban abasto para agilizar la entrada a la plaza y de allí a la sala Pablo VI. A pesar de la espera, todos manteníamos la sonrisa esperando el momento de ver al Santo Padre y oír sus palabras. La espera mereció la pena. Francisco, llegó saludando a los que estaban más cerca de su paso, dándoles la mano, cogiendo a los niños, …. Sus primeras palabras denotaban su carácter cercano (“yo también tengo defectos” “soy un Papa poco ordenado e indisciplinado”), algunos pensábamos que iba a dejar de lado los papeles e iba a improvisar todo el discurso.
Era emocionante cómo mencionaba a los iniciadores del movimiento de Cursillos, siendo españoles, y nos exhortaba a no hacer proselitismo y a tener paciencia con las personas a las que llevásemos a Cristo. Jesús es puro amor y gracia, todo es un regalo, nos decía. Tenemos que descubrir lo que el Espíritu Santo nos inspira en nuestro carisma, y confrontar el carisma inicial de Cursillos con las distintas culturas.
Nos puso deberes: conocer y poner en práctica las obras de misericordia. Y sus últimas palabras fueron: “No se olviden de rezar por mi”.
“De Colores”, se oía cantar al coro de la sala Pablo VI, y con esta canción terminaba la audiencia papal.
Pero si el primer día fue emocionante, el día siguiente (el día 1 de mayo) no lo fue menos, celebramos la ultreya europea en la iglesia de San Pablo Extramuros.
Sólo ver la iglesia ya merecía la pena. Una preciosidad. Fue un acierto elegirla, pues en ella está la tumba de nuestro patrón: San Pablo.
Ver a tantas personas que llevaban el distintivo de cursillistas (pañuelos de distintos colores rodeaban el cuello de cada una de personas que estábamos allí), te hace sentir que formas parte de algo importante, de algo que Dios desea, ¡tanta gente en toda Europa con el mismo carisma que nosotros!.
Después de la intervención de los distintos dirigentes del movimiento que estaban allí, entre los que se encontraba el presidente del Grupo Europeo de Cursillos de Cristiandad: Álvaro Martínez Moreno, se dio paso a los testimonios de distintas personas que habían encontrado en su cursillo la fuerza y el amor de Dios que les cambió su vida y que te hacían interpelarte sobre la tuya y el regalo tan grande que Dios nos ha hecho en cada una de nuestras vidas.
Terminamos con una Eucaristía dando gracias a Dios y con la alegría propia de los cursillistas, cantando el DE COLORES.
Con ánimos renovados, pusimos rumbo a nuestra Diócesis con la convicción de la grandeza de Dios y el corazón lleno de alegría para contagiar a nuestros hermanos.
Como dice la canción: “Soy cursillista, Cristo está en mi corazón, mi programa será siempre llevar hermanos a Dios.”
Emma Muñoz
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