Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que quiso ser tenido como el hijo del carpintero. Aleluya.
HIMNO.
Porque fue varón justo, ...
le amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.
El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce ese martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller.
Cabeza de tu casa
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor,
y alargas tú la mano del Señor.
Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.
Elevemos nuestras súplicas al Señor, que hace justos a los hombres:
Danos vida con tu justicia, Señor.
Tú que llamaste a nuestros padres en la fe para que caminaran en tu presencia con un corazón sincero,
- haz que, siguiendo sus huellas, seamos perfectos como tú nos mandas.
Tú que elegiste al justo José para que alimentara a tu Hijo en su infancia y juventud,
- haz que sirvamos en nuestros hermanos al cuerpo místico de Cristo.
Tú que entregaste la tierra a los hombres para que la llenaran y la sometieran,
- enséñanos a trabajar con denuedo en este mundo, buscando siempre tu gloria.
Acuérdate, padre universal, de la obra de tus manos;
- da a todos trabajo, pan y una condición de vida digna.
Padre nuestro…
Y mediante la oración de la Iglesia, supliquemos a San José, Dios todopoderoso, creador del universo, que has impuesto la ley del trabajo a todos los hombres, concédenos que, siguiendo el ejemplo de san José, y bajo su protección, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo.
HIMNO.
Porque fue varón justo, ...
le amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.
El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce ese martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller.
Cabeza de tu casa
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor,
y alargas tú la mano del Señor.
Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.
Elevemos nuestras súplicas al Señor, que hace justos a los hombres:
Danos vida con tu justicia, Señor.
Tú que llamaste a nuestros padres en la fe para que caminaran en tu presencia con un corazón sincero,
- haz que, siguiendo sus huellas, seamos perfectos como tú nos mandas.
Tú que elegiste al justo José para que alimentara a tu Hijo en su infancia y juventud,
- haz que sirvamos en nuestros hermanos al cuerpo místico de Cristo.
Tú que entregaste la tierra a los hombres para que la llenaran y la sometieran,
- enséñanos a trabajar con denuedo en este mundo, buscando siempre tu gloria.
Acuérdate, padre universal, de la obra de tus manos;
- da a todos trabajo, pan y una condición de vida digna.
Padre nuestro…
Y mediante la oración de la Iglesia, supliquemos a San José, Dios todopoderoso, creador del universo, que has impuesto la ley del trabajo a todos los hombres, concédenos que, siguiendo el ejemplo de san José, y bajo su protección, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo.
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