miércoles, 15 de abril de 2015

LAS ADORATRICES: PREMIO DERECHOS HUMANOS REY DE ESPAÑA

Las Adoratrices reciben el premio de Derechos Humanos Rey de España

EFE. Alcalá de Henares    13/4/2015      

  • El monarca entregó el galardón a la congregación religiosa, que ayuda en todo el mundo a mujeres víctimas de explotación

Felipe VI saluda a la superiora provincial de la congregación las Adoratrices.
Felipe VI saluda a la superiora provincial de las Adoratrices

El Rey animó este lunes a luchar "con firmeza y determinación" contra las diversas formas de trata y violencia que padecen muchas jóvenes y mujeres de todo el mundo, una práctica que definió como una "nueva esclavitud", cuya "dimensión trasnacional" supone "un desafío contra el que hay que combatir".

Felipe VI hizo esta reflexión en la entrega del VI premio de Derechos Humanos Rey de España, concedido este año a la congregación religiosa de Las Adoratrices, fundada en España en 1856 y dedicada desde entonces a ayudar en todo el mundo a mujeres víctimas de explotación para buscarles un futuro mejor, trabajo y dignidad.

"Tenemos en ustedes un magnífico ejemplo de la fuerza de cambio que supone el compromiso", dijo el Monarca en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, en presencia del rector -Fernando Galván- y de la defensora del Pueblo -Soledad Becerril-, representantes de las dos instituciones que cada dos años conceden este galardón, dotado con 25.000 euros.

Tras hacer entrega de la distinción a la secretaria general de la congregación, Teresa Valenzuela, don Felipe dio las gracias a las 800 religiosas y 1.500 laicos que la conforman en todo el mundo "por esa tarea que de todo corazón deseamos alentar con este premio; gracias por su coraje y valentía, por su entrega, por su esfuerzo, por su generosidad; y gracias por su fe y por su amor".

En su primera visita como Rey a la Universidad de Alcalá, donde el próximo 23 de abril entregará el Premio Cervantes al escritor Juan Goytisolo, don Felipe estuvo acompañado por el presidente del Congreso, Jesús Posada; el ministro de Justicia, Rafael Catalá; y los presidentes de Madrid, Ignacio González; y Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, entre otras autoridades.

Felipe VI se mostró satisfecho por poder dar continuidad al patrocinio de esta distinción que inició su padre, el rey Juan Carlos I, en 2005, y expresó su orgullo, "como español", por el hecho de que con instituciones como las Adoratrices, España "continúe ofreciendo al mundo personas así, con esa capacidad de proyectar un noble ideal a través de las sucesivas generaciones".


Fue su fundadora, Santa María Micaela, recordó, una "mujer excepcional", emprendedora de una labor que, 159 años después, ha llegado con éxito a 23 países, donde las Adoratrices asumen "como su razón misma de existir" la tarea de "devolver a los oprimidos la libertad".

Y, aunque la sociedad española haya dado "pasos importantes" para luchar contra la violencia de género y la trata de personas, prosiguió Felipe VI, todavía hace falta "un trabajo eficaz y continuado más allá de nuestras fronteras", del cual las Adoratrices "nos dan ejemplo", con una red de atención que abarca Europa, África, América y Asia.

"Su voz en pro de los derechos de la mujer es la misma de tantas mujeres que han sido privadas de ella. Todos deseamos que esa voz no calle, que se abra paso hasta muchos oídos, que resuene en las conciencias y que llegue allí donde sea necesario para mejorar siempre la realidad de las personas más vulnerables y desfavorecidas".

La hermana Teresa Valenzuela agradeció el premio en nombre de todas esas mujeres y niñas explotadas que, tras un proceso de acogida y liberación, pueden vivir hoy integradas en la sociedad.

"Son mujeres valientes, luchadoras tenaces", que cada día dan lecciones de "capacidad de superación, esperanza en sus posibilidades y en las nuestras, como sociedad".

Solo en el último año, las Adoratrices ayudaron a 8.000 mujeres en todo el mundo, que suponen "nuestra primera línea de batalla frente a la violencia que nuestra cultura es capaz de ejercer con las personas más indefensas y en situación de mayor vulnerabilidad".

El rector Fernando Galván agradeció a la congregación "su admirable dedicación", y animó a sus integrantes a proseguir en su tarea porque "para todos es evidente la necesidad que tenemos en nuestras sociedades de erradicar esas flagrantes violaciones de los derechos humanos de las mujeres".

La defensora del Pueblo, Soledad Becerril, incidió por su parte en su empeño "valiente, generoso y loable sin límites" por ayudar y proteger a mujeres de cuatro continentes a liberarse de las redes de explotación, encontrar un hogar y comenzar una vida distinta.



diariodenavarra.es




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