Mensaje de la Divina Misericordia
Dios se nos ha revelado como un Dios misericordioso. Y precisamente por ese amor misericordioso, para que ésta verdad no se nos olvide, Él nos la ha querido recordar a través de Santa María Faustina Kowalska, una humilde religiosa polaca. A Santa María Faustina Kowalska, Jesús le habló y le permitió ver muchas cosas, pidiéndole: Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de mis manos están coronadas por Mi misericordia (Diario, 301). Obedeciendo el mandato de Jesús, Santa Faustina escribió en su Diario, la Divina Misericordia en mi alma" todo lo que el Señor le señaló. Sin embargo, ciertamente la misericordia de Dios es infinitamente más grande de lo que las palabras pueden expresar.
Por eso Jesús le dijo a Santa Faustina: Hija Mía, ¿crees, quizá, que hayas escrito suficiente sobre Mi misericordia? Lo que has escrito es apenas una gotita frente a un océano. Yo soy el Amor y la Misericordia mismos... El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque Yo mismo tengo cuidado de ella (Diario, 1273).
Jesús le recordó a Santa Faustina que Él es un Dios misericordioso: Soy Rey de Misericordia (Diario, 88) Si llamo a las criaturas a la vida, esto es el abismo de Mi Misericordia (Diario, 85). Mi corazón está colmado de gran misericordia para las almas y especialmente para los pobres pecadores. Oh, si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de Mi Corazón ha brotado Sangre y Agua como una fuente desbordante de misericordia; para ellas vivo en el tabernáculo (Diario, 367). Deseo darme a las almas y llenarlas de Mi Amor (Diario, 1017); En la cruz, la Fuente de Mi misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna (Diario, 1182).
Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia (Diario, 687). Mi amor no desilusiona a nadie (Diario, 30).
¡Qué hermosas palabras!: Jesús quiere recordarnos a través de Santa Faustina que Dios es un Dios misericordioso, que nos ha creado por amor y que por ese amor, se nos entrega por entero para salvarnos. Comprendiendo esto, y conscientes entonces de que Él quiere nuestra verdadera, plena y eterna felicidad, podemos fiarnos completamente de Él, y decir con todo el corazón: Jesús, en Tí confío (Diario, 47).
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