lunes, 4 de enero de 2016

MEDITACIONES P. CEFERINO SANTOS. 4 ENERO, 2ª NAVIDAD



CONOCER A JESÚS
Conocer a Jesús es un don especialísimo de Dios, en el que siempre podremos progresar con su gracia iluminadora. Juan el Bautista recibe una revelación de Dios y le conoce como "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29.35). Talia, en arameo, tiene tres significados: cordero, siervo e hijo, y los tres significados son aplicables a Jesús en las palabras de Juan. Él es el Cordero pascual, que ha sido degollado (Ap 5,6.8.12.13); Él es el Siervo de Yahveh, que como cordero es llevado a la muerte (Is 53,7) y que justificará a muchos cargando él mismo con sus iniquidades (Is 53,11). Y Él es a la vez el Hijo único de Dios, que está en el seno del Padre (Jn 1,18) y que se ha hecho visible como versión del Padre entre los hombres. Todo esto cabe en una sola palabra aramea: talia. ¡Nunca abarcaremos del todo el misterio de Jesús!
Andrés y su compañero lo reconocen como "Maestro": "Rabí, que significa Maestro, ¿dónde vives?" (Jn 1,38). El Verbo, la Palabra de Dios, se va a explicar a sí mismo en Jesús, maestro único y singularísimo. Simón, el hijo de Juan, le va a conocer como el profeta y el vidente del porvenir que le descubre el futuro en que se llamará "Cefas", o Pedro (Jn 1,42), como piedra y cimiento de la Iglesia nueva.
Juan, el evangelista, conoce que Jesús es el Justo de Dios (1 Jn 3,7), que nos hace justos con su justicia. Él conoce también que "el Hijo de Dios se ha manifestado para deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3,8c). Es Jesús nuestro gran Libertador de los poderes malignos del diablo, que esclaviza a quienes cometen el pecado (1 Jn 3,8a).
Jesús es también aquél que se hizo hombre para que naciéramos de Dios y no • cometiésemos pecado, pues el "germen" de Dios permanece en nosotros y no podemos pecar, porque hemos nacido de Dios (1 Jn 3,9). Mientras Jesús esté en nosotros como germen de Dios y nosotros estemos en Él y amemos al hermano, el pecado no cabe en el nacido de Dios a imagen de Jesús. Él es el que nos justifica para que no caigamos en pecado.
"Seguid buscándome en mi Palabra revelada, en Jesús, mi Hijo y mi siervo. Meditad la Palabra y guardadla en el corazón, como hacía María, hasta que se haga carne de vuestra carne y vida de vuestra vida. Acoged mi Palabra, que es mi Hijo Jesús, como vuestro maestro y vuestra Vida".
Padre, lleno de ternura: queremos conocer más internamente a tu Hijo Jesús. Llénanos de su Vida y de su Espíritu. Haz que le amemos más, lo sigamos mejor y nos transformemos en siervos, en hijos y en corderos de tu rebaño, parecidos a Jesús. Amén.
Págs. 16 y 17  "El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B
P.Ceferino Santos

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