Evangelio de hoy, 26 de Enero:
Mc 3, 31-35
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.”
Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros.”
Reflexión:
La familiaridad con Jesús, el parentesco con Él, nace no de la carne o sangre sino de la fe. Mi madre y mis hermanos son los que cumplen la voluntad de mi Padre.
En estas palabras no hay un desmerecimiento respecto de María la Virgen, Más bien lo contrario. María es la primera discípula que concibió antes en su corazón que en su seno. Ella es la dichosa por haber creído.
Para nosotros las palabras de Jesús son una invitación a la conversión Se trata no solo de escuchar su Palabra, sino de cumplir la voluntad del Padre. Y hacerlo de modo concreto, efectivo y real.
Esta nueva familia es la Iglesia. Y es Cursillos. Tenemos experiencia de los lazos fortísimos que nacen de la fe.
Esta “familiaridad” es también el mejor testimonio y la mejor propuesta que podemos hacer a nuestros hermanos. Venid y lo veréis.
D. Javier Ortega Martín, Consiliario de Alcalá
cursillosdecristiandad.es
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