ESPERABA UN HIJO
Esperamos la acción santa de Dios en nuestras vidas y en nuestras pobrezas. Esperamos con María a su Hijo, formado por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18). Esperamos que ese Hijo de María se llamará Jesús, Jeshuá: "Jahveh salva", porque "El salvará a su pueblo de los pecados" (Mt 1,21). Esperamos con San José que la criatura que hay en 'María proviene del Espíritu Santo (Mt 1,20c). Y seguiremos esperando hoy las nuevas actuaciones del Espíritu Santo para apresurar la hora del nacimiento renovado de Dios entre nosotros.
Esperamos como María y José al descendiente de David para las horas difíciles de nuestro caminar. Esperamos que el ángel del Señor nos hable y guíe nuestros pasos (Mt 1,20) en los momentos oscuros. Nuestra esperanza atraviesa el tiempo y llega hasta el trono del Altísimo. La esperanza cruza el espacio y los muros de lo visible, penetra hasta el secreto de Dios y nos asegura en nuestra noche cuajada de soledades y de miedos que "Dios-con-nosotros" está: "Emmanuel" (Mt 1,23).
Aguardamos la hora dichosa en que el Señor nos saque del destierro del pecado y del castigo y nos traiga para que habitemos en sus campos y en su casa (Jr 23,8) como hijos. Entonces esperaremos que el Señor sea nuestra justicia (Jr 23,6) y nuestra santificación.
Espíritu Santo de Dios: engendra en nosotros la luz de la esperanza, que guíe nuestros pasos por este valle de tinieblas. Ayúdanos a caminar al lado de San José y de María, modelos de la firme confianza que llenó sus corazones en su terrena peregrinación. Amén.
"Yo planto en vuestros corazones la esperanza inamovible de la eterna salvación. Yo mismo soy el cimiento de vuestra esperanza y no os fallaré nunca. Aunque caminéis por valles oscuros, esperad en Mí. Confiad siempre que se acerca la hora de vuestra liberación".
Págs 396 y 397 "El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B
P. Ceferino Santos
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