VE A TRABAJAR EN LA VIÑA
Dios, Señor y Dueño de todo, nos quiere sumisos a su voluntad, como hijos obedientes, que cumplen el trabajo que Él señala a cada uno en su viña: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña" (Mt 21,28). El padre no manda al hijo a su viña ni a charlar con sus amigos, ni a emborracharse ni a dormir. Le manda a trabajar y a realizar las obras buenas que quiere el Padre.
Hay hijos, cuya primera reacción instintiva es decir a su padre: "No quiero" (Mt 21,29), "no voy". Pero luego, Dios les da la gracia de arrepentirse, cambian de propósito y, van al trabajo de Dios. Son los hijos de Dios que tardan en comprometerse con Él y en cambiar de vida, como pasó con los publicanos que hurtaban en tiempos de Cristo, o las prostitutas, que vendían su cuerpo, pero luego, creyeron en Cristo, se arrepintieron y entraron por el camino de la justicia de Dios (Mt 21,32).
Entonces, se cumple la profecía de Sofonías: "Purificaré los labios de los pueblos para que invoquen todos el nombre del Señor y Le sirvan unánimes" (So 3,9). En ese momento, "la ciudad rebelde, manchada y opresora, obedece la voz del Señor, acepta su instrucción y confía en su Dios" (So 3,1). Ya el pueblo no dice sólo palabras buenas, sino que realiza la voluntad del Padre y obras santas de servicio de Dios en el mundo y en la Iglesia. Ahora, "el resto de Israel no cometerá maldades ni dirá mentiras" (So 3,13), sino que servirá a Dios con fidelidad y entrega decidida.
Existen otros hijos de Dios, que tienen suaves palabras en su boca, pero están faltos de las buenas obras del servicio fiel. Se parecen al hijo de la parábola, que tiene buenas palabras con su padre, que le manda ir a trabajar a la viña: ''Voy, Señor" (Mt 21,30), pero luego no va. Es el pecado de los fariseos, sumos sacerdotes y ancianos del pueblo judío, que decían bellas palabras ante Dios y ante los hombres, pero ellos no cumplían lo que hablaban. Es el pecado de los que oyen el mensaje de Dios y de los profetas y no obedecen: ''Vosotros, después de ver esto, no os arrepentisteis y le creísteis" (Mt 21,32b).
No basta para agradar a Dios un cristianismo de bellas frases y proclamas, sino un cristianismo que fructifique con las buenas obras de la fe. No basta que el Padre siga hasta el presente trabajando en su viña del mundo, ni que su Hijo Jesús también trabaje (Jn 5,17),. Es necesario que nosotros nos comprometamos con el Padre para trabajar con Él y con Jesús en su viña y que realicemos las obras buenas que el Padre y el Hijo nos mandan llevar a cabo: ''Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que Yo os mando" (Jn 15,14).
Señor Jesús: queremos comprometemos en el trabajo de tu viña. Concédenos vivir un amor y una amistad Contigo, que se base más en obras de amor que en palabras. Danos fuerzas para trabajar incansablemente por amor a Ti. Que cuando llegue la noche del descanso y de la muerte, nos encuentres sudorosos en el tajo y en la tarea que Tú nos señalaste. Amén.
''Vosotros me estáis entregando vuestras vidas, vuestro trabajo y vuestro descanso por la edificación de mi Reino. Vosotros sois míos y Yo soy vuestro. Grande será vuestra recompensa en el cielo".
Págs.393 y 394 "El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B.
P. Ceferino Santos
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