martes, 29 de diciembre de 2015

MEDITACIONES P.CEFERINO SANTOS. 29 DIC: 5º NAVIDAD


LOS HOMBRES DE LA LUZ
 
Los cristianos son los hombres de la luz, que se consagran a Cristo y participan de su vida por la fe y el amor. Como Cristo es la Luz de los hombres que brilla en la tiniebla (Jn 1,4-5), los creyentes que reciben a Cristo en sus vidas pueden ser llamados con verdad hombres y mujeres de la luz, que es Cristo. Con la venida de Jesús al mundo y a las almas, "las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya" (1 Jn 2,8).
 
Dios es luz y en Él no hay tiniebla alguna (1 Jn 1,5). Cristo se identifica con la luz y la verdad de Dios tanto en el aspecto dogmático como en la realidad práctica de una conducta humana recta. Andar en las tinieblas es no practicar la verdad (1 Jn 1,6) y "quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, aún está en las tinieblas" (1 Jn 2,9); "camina en las tinieblas y no sabe a dónde va porque las tinieblas han cegado sus ojos" (1 Jn 2,11). 
 
Nadie conoce a Cristo, luz del mundo, si no guarda sus mandamientos (1 Jn 2,3). Hay que denunciar la actitud gnóstica de los que divorcian su conocimiento intelectual de Jesús de la conducta moral y de las buenas obras: "Quien dice que permanece en Él, habrá de vivir como vivió Él" (1Jn 2,6). No nos basta acudir a Cristo como luz sin sus obras luminosas de santidad. En cambio, los hombres y mujeres  de la luz, conocen, aman y sirven a Cristo con obras de santidad, de justicia y de amor: quien ama a su hermano, permanece en la luz y no tropieza" (1 Jn 2,10). "En esto sabemos que le conocemos (a Cristo, nuestra luz)' en que guardamos sus mandamientos" (1 Jn 2,3).
 
Cristo es el modelo para todos los que viven en la luz y no quieren vivir en las obras de las tinieblas. Jesús mismo comienza su vida cumpliendo la ley mosaica de la purificación en el Templo (Lc 2,22), y termina entregando su espíritu en manos de su Padre cuando ya "todo está cumplido". Él es, según el anciano Simeón, "luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel" (Lc 2,31). Simeón, hombre honrado y piadoso (Lc 2,25), es también un hombre iluminado con la luz de Dios y con el Espíritu Santo, para que conozca con palabras de profecía y revelación al Mesías del Señor en el niño, que es presentado en el Templo: "Mis ojos han visto a su Salvador" (Lc 2,30).
 
María, Madre de Jesús, es también mujer de la Luz, revestida con el sol de su Hijo divino y fiel servidora suya. Y el bendito San José es otro de los hombres de la luz, que vive para la luz con obras buenas de amor y de servicio generoso.
 
Señor Jesús: conviértenos con tu venida en hombres de la luz, que sepamos anunciarte a Ti como Luz del mundo, con obras luminosas por su santidad y con palabras de verdad. Que podamos vivir siempre en tu Luz. Amén.
 
"Hoy, hijo mío, todo será distinto. Se marcharán la tiniebla, la angustia y la mentira y amanecerá sobre ti mi luz y mi verdad. Nacerá mi luz con vuestras obras de amor y de justicia. Tus manos serán luminosas con el trabajo honrado y el sacrificio por los hermanos oprimidos con el látigo, la cárcel y las balas del fusil. Hoy todo será distinto, porque Yo he venido a ser vuestra verdad, vuestro amor, vuestra vida y vuestra luz".
 
Págs. 411 y 412  "El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B
P. Ceferino Santos

No hay comentarios:

Publicar un comentario