LLEGA LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS
Cristo se convierte en la realización plena de todas las promesas, en el culmen de la historia humana, en el Rey de reyes y Señor de señores (Ap 19,16). Desde ahora, ante Él "se doblará toda rodilla y dirán: 'Sólo el Señor tiene la justicia y el poder'." (Is 45,23-24). Desde ahora, Cristo puede proclamar: ''Volveos hacia Mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios y no hay otro" (Is 45,22).
Ya no tenemos que preguntar con los discípulos de Juan el Bautista: "¿Eres Tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" (Lc 7,20). En la historia evangélica de Jesús aprendimos que había llegado el cumplimiento de todas las profecías y la coronación en Él de todas las expectativas de la humanidad que esperaba su victoria.
Señor Jesús: sólo te esperamos a Ti, nuestro Salvador. No esperamos a ningún otro que nos salve. Tú eres el Esperado por todas las naciones, el que da vista a los ciegos, movimiento a los inválidos, limpieza a los leprosos, oído a los sordos y vida a los muertos (Lc 7,22). ¡Nadie hace lo que Tú haces! ¿A quién vamos a esperar sino a Ti? ¡Dichosos los que no se sientan defraudados por Ti (Lc 7,23), aunque los conduzcas por valles oscuros y tenebrosas simas! Tú, Señor Jesús, eres nuestra esperanza, nuestra gloria y plenitud. Contigo alcanzamos la cima de la vida humana, salvada y divinizada por Ti. ¡Gracias, mi Señor Jesús!
"Hijitos míos: pasarán las generaciones de los hombres y de los grandes de la tierra y no quedará apenas memoria suya. Sin embargo, vosotros, los pequeños de mi Reino, que me reconocisteis como Señor de señores y centro de la historia, seréis reconocidos como grandes ante mi Padre, porque aceptasteis mi vida divina en vosotros. Vuestros nombres están escritos en el libro de la vida y viviréis siempre Conmigo, dichosos y triunfadores".
Págs. 394 y 395 "El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B
P.Ceferino Santos
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