MÁS VALE TARDE QUE NUNCA
Los discípulos de Éfeso creían en Jesús, pero aún no habían recibido el
bautismo de Cristo y su Espíritu Santo (Hch 19,2). Pablo los bautizó y, por la
imposición de manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo (Hch 19,5-6). Más vale
tarde que nunca. Los apóstoles creían en Cristo, su Maestro, y trataban de
entenderlo. Cuando Jesús va a ir a su pasión, los discípulos le dicen que ahora
habla claro (Jn 16,29) y que ahora ya le entienden. Tarde, pero mejor que
nunca.
¡Qué parecidos somos nosotros a los apóstoles! Creemos que Te conocemos
Jesús, ahora, cuando Te vas de este mundo al Padre. Ahora, decimos que
"entendemos lo que nos dices y empieza a parecernos claro"; ahora, caemos en la
cuenta de que "vienes verdaderamente de Dios" (Jn 16,30) y que vienes al mundo
para salvarnos y para que tengamos vida eterna.
Ahora, aunque tarde, queremos conocerte mejor. Nos vas a dar tu Santo
Espíritu de ciencia y de sabiduría para entenderte mejor cada día, pues "ésta es
la vida eterna: conocerte a Ti y al que Te envió", conocer al Padre y a su
enviado, Jesucristo (Jn 17,3).
Cada nueva revelación tuya es una luz de amor, una acción del Espíritu y de
tu Padre, que Te revelan a nosotros por amor, en el amor y para el amor.
¡Gracias por cada revelación de amor que comunicas a nuestras vidas! No
merecemos tus revelaciones de amor, pero Tú llegas a nosotros y nos amas, sin
que lo merezcamos, porque Tú eres el Amor que viene de Dios. Contigo, Señor,
venceremos al mundo (Jn 16,33).
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
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