domingo, 15 de mayo de 2016

PENTECOSTÉS ¡VEN, ESPÍRITU DE AMOR Y DE PAZ!




A los cincuenta días de la Resurrección de Jesús celebramos la fiesta de Pentecostés.
 
Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.
 
En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.
 
Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.
 
 
El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. 
El Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.
El Espíritu Santo es el Don del Altísimo, el mayor regalo de Dios ya que es Dios mismo.
Te adoramos, Santo Espíritu; creemos y esperamos en Ti, te amamos y necesitamos.
¡Ven y renuévalo todo en nosotros, en nuestras familia, en n uestra sociedad!
¡Ven y llénanos de tu paz!

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