"SE PUSO EN MEDIO"
El centro de la Iglesia naciente es Cristo
resucitado. Los apóstoles, encerrados y temerosos, no son iglesia de Jesús hasta
que el Señor "se pone en medio de ellos, en la casa con las puertas cerradas por
miedo a los judíos" (Jn 20,19).
Juan, desterrado en la isla de Patmos por haber
dado testimonio de Jesús (Ap 1,9), se siente fortalecido cuando ve en medio de
siete lámparas de oro (Ap 1,13) al que es "el primero y el último, al que estuvo
muerto y ahora vive por los siglos de los siglos" (Ap 1,17-18). Y la primitiva
iglesia de Jerusalén se siente fortalecida porque ha recibido la fuerza del
Resucitado y "muchos se adherían al Señor" (Hch 5,14).
Jesús resucitado no es un ausente. "Se pone en
medio de sus discípulos" y su presencia se nota. Se nota que está vivo y
actuante. Él dice: "Paz a vosotros" (Jn 20,19). El resucitado infunde paz en su
entorno. Las tensiones relacionales y de doctrinas y las discusiones ideológicas
se difuminan ante la presencia pacificadora y viva del Resucitado.
La presencia del resucitado en medio de nosotros
nos hace transmisores de su paz. Él nos envía como el Padre le envió a Él para
comunicar su mensaje y su paz (Jn 20,20). Cristo resucitado no viene solo; nos
da su Espíritu: "Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20,22). El Espíritu testifica la
presencia de Cristo entre nosotros; toca, como a Santo Tomás, el corazón y la
mente de los increyentes y dudosos y los cambia en creyentes testimoniales, que
exclaman ante Cristo: "Señor mío y Dios mío" (Jn 20,28). Con el Espíritu Santo
se comunica el poder de perdonar a los apóstoles: "A quienes les perdonéis los
pecados les quedan perdonados" (Jn 20,23). Se les da el poder de hacer milagros:
"Los apóstoles hacían signos y prodigios en medio del pueblo" (Hch 5,12).
"Enfermos y poseídos de espíritu inmundo se curaban" (Hch 5,16). Es una gracia
de revelación la que nos descubre al que tiene todo poder y las llaves del
infierno y de la muerte (Ap 1,18). El poder del Resucitado es mayor que ningún
otro poder. En vez de hablar de otros poderes, tendríamos que hablar más y
recibir más de los poderes del Resucitado en nuestras vidas. Así mostraríamos
que Jesús está en medio de nosotros.
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
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