lunes, 4 de abril de 2016

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS. 2º DOMINGO DE PASCUA




"SE PUSO EN MEDIO"

El centro de la Iglesia naciente es Cristo resucitado. Los apóstoles, encerrados y temerosos, no son iglesia de Jesús hasta que el Señor "se pone en medio de ellos, en la casa con las puertas cerradas por miedo a los judíos" (Jn 20,19).

Juan, desterrado en la isla de Patmos por haber dado testimonio de Jesús (Ap 1,9), se siente fortalecido cuando ve en medio de siete lámparas de oro (Ap 1,13) al que es "el primero y el último, al que estuvo muerto y ahora vive por los siglos de los siglos" (Ap 1,17-18). Y la primitiva iglesia de Jerusalén se siente fortalecida porque ha recibido la fuerza del Resucitado y "muchos se adherían al Señor" (Hch 5,14).

Jesús resucitado no es un ausente. "Se pone en medio de sus discípulos" y su presencia se nota. Se nota que está vivo y actuante. Él dice: "Paz a vosotros" (Jn 20,19). El resucitado infunde paz en su entorno. Las tensiones relacionales y de doctrinas y las discusiones ideológicas se difuminan ante la presencia pacificadora y viva del Resucitado.

La presencia del resucitado en medio de nosotros nos hace transmisores de su paz. Él nos envía como el Padre le envió a Él para comunicar su mensaje y su paz (Jn 20,20). Cristo resucitado no viene solo; nos da su Espíritu: "Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20,22). El Espíritu testifica la presencia de Cristo entre nosotros; toca, como a Santo Tomás, el corazón y la mente de los increyentes y dudosos y los cambia en creyentes testimoniales, que exclaman ante Cristo: "Señor mío y Dios mío" (Jn 20,28). Con el Espíritu Santo se comunica el poder de perdonar a los apóstoles: "A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados" (Jn 20,23). Se les da el poder de hacer milagros: "Los apóstoles hacían signos y prodigios en medio del pueblo" (Hch 5,12). "Enfermos y poseídos de espíritu inmundo se curaban" (Hch 5,16). Es una gracia de revelación la que nos descubre al que tiene todo poder y las llaves del infierno y de la muerte (Ap 1,18). El poder del Resucitado es mayor que ningún otro poder. En vez de hablar de otros poderes, tendríamos que hablar más y recibir más de los poderes del Resucitado en nuestras vidas. Así mostraríamos que Jesús está en medio de nosotros.


Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

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