SOMOS TESTIGOS
Es difícil acallar a los verdaderos testigos de
Dios. Rebosan del testimonio que viene de lo alto (Jn 3,31) y saben que no deben
callar, pues hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (Hch 5,29). Por
eso, proclaman que Dios ha hecho Jefe y Salvador a Jesús" (Hch 5,31). Y
atestiguan: "Somos testigos de estas cosas nosotros y el Espíritu Santo, que
Dios da a los que le obedecen" (Hch 5,32).
Nunca somos testigos de las cosas de Dios
aisladamente y solos. Dios mismo testimonia en comunidad trinitaria. Y nuestro
testimonio para que sea válido ha de ir respaldado con el testimonio del
Espíritu Santo: "Tres son los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la
sangre; y los tres dan el mismo testimonio" (1 Jn 5,7).
El agua del bautismo da testimonio de la fe en
Jesús, que viene a vivir en el bautizado. La sangre de Cristo testimonia que
nuestros pecados han sido lavados y perdonados y que la vida de Cristo,
simbolizada en su sangre, está en nosotros dándonos vida eterna (1 Jn 5,11). Y
el Espíritu de verdad sella el testimonio verdadero en nosotros, cuando dejamos
que se nos comunique como a Cristo sin medida (Jn 3,34). Entonces daremos
nuestro testimonio con el Hijo y con el Espíritu en Iglesia y nuestro testimonio
será verdadero.
Ayúdanos, Señor Jesús, para ser testigos fieles
tuyos y para que tu mensaje y tu testimonio sean sellados con tu Espíritu Santo
y sean aceptados por los hombres, que buscan tu Verdad.
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
No hay comentarios:
Publicar un comentario