PABLO TRANSFORMADO
Dios quiere trasformar al hombre y renovarlo con
el poder de su gracia y de su acción en imagen viva de Jesús. Dios nos ofrece
múltiples medios para esta transformación a lo divino.
Si comemos la carne y bebemos la sangre de Jesús,
habitaremos en Cristo y Cristo en nosotros Jn 6,56). La Eucaristía es el
sacramento maravilloso para vivir nuestra transformación en Cristo.
Otras veces, la revelación de la luz y de la
verdad de Cristo nos transforma. La iluminación de Dios revela en Saulo de Tarso
a Cristo, al Ungido de Dios, al que Saulo perseguía (Hch 9,3-5). Su posterior
bautismo prosigue la iluminación interior en Pablo, que recupera la visión
exterior perdida (Hch 9,17).
El Espíritu de Dios, recibido en el bautismo, le
convierte, a imitación de Cristo, en evangelizador, primero de los judíos y
luego de los gentiles. Cristo pasa a ser en San Pablo, de enemigo aborrecido a
su amor imborrable y su vida íntima y gozosa.
Oh Jesús: transfórmanos en Ti; cámbianos como
cambiaste a Pablo en tus amigos y servidores fieles. Comeremos tu pan y Tú
vivirás en nosotros y nosotros estaremos en Ti, seremos tuyos y nos harás un Tú
mismo. Padre Santo: Que tu iluminación cambie nuestros ojos en los ojos de
Jesús; que tu bautismo transforme nuestras vidas en vida de Jesús. Y que tu
Espíritu nos haga palabra viva y testigos eficaces de Jesús vivo y
resucitado.
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
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