EL PASTOR HERIDO, QUE ESTÁ SANO
El P. Daniel Ange escribió en un hermoso libro la parábola de "El Pastor herido" (Sal Terrae). El Pastor va viviendo y cargando los males de todos los que encuentra en el libro novelado. Y en la realidad Cristo carga como Buen Pastor con nuestras heridas y con nuestros males. Y fue tan herido por los suyos, que entregó su vida por sus ovejas para que ellas tuvieran salvación y vida abundante: "Yo les doy vida eterna" (Jn 10,28).
¡Maravilloso Pastor herido que da la vida por sus ovejas, las cura y las alimenta con sus palabra, con su carne, con su sangre y su divinidad y con su amor! Con sus heridas hemos sido curados.
Los apóstoles de Cristo han de continuar la tarea de pastoreo de su Maestro. Pablo y Bernabé pastorean en Antioquía de Pisidia como pastores heridos, insultados y perseguidos por los judíos que le rechazan (Hch 13,45). Entonces deciden ir a predicar y a pastorear a los gentiles, porque los judíos no aceptan la vida eterna que Cristo les ofrece (Hch 1.3,46). ¡Benditos pastores heridos, pero sanados por Cristo, para que trasmitan la vida eterna y la salud que viene a los que creen por Jesús, el Señor!
Se acercan también a Cristo y le siguen las ovejas heridas e inmoladas por su causa, que blanquearon sus túnicas con la sangre del Cordero (Ap 7,14). El Señor las conduce a fuentes tranquilas, después de sanarlas y redimirlas. Son ovejas heridas y perfectamente sanas gracias a Jesús.
Señor: también nosotros estamos llamados a ser pastores y ovejas heridos Contigo y sanados por Ti. Danos pastores, sacerdotes, laicos y obispos, con fortaleza para soportar las heridas por el Reino de Dios, y con amor para servir según tu Corazón.
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
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