MOVIDOS POR EL ESPÍRITU
Las Sagradas Escrituras nos dicen unas veces que
somos movidos por el Padre del cielo: "Nadie puede venir a Mí -nos dice Cristo-,
si el Padre no lo atrae" (Jn 6,44). El Padre impulsa hacia a Cristo al creyente.
"El que escucha lo que dice el Padre, aprende y viene a Cristo" (Jn 6,45). Se
da, pues, una actuación clara del Padre en el discípulo de Cristo.
En otros textos de la Sagrada Escritura parece
que es el Espíritu de Dios el que nos enseña y nos mueve. De hecho, por la
perfecta unidad trinitaria en Dios, nada hace el Espíritu que no lo haga el
Padre y nada enseña el Padre que no lo enseña también el Espíritu de Dios. Los
textos sagrados que nos hablan de la actuación del Espíritu, nunca excluyen una
actuación salvífica del Padre.
Así, Felipe es movido por el Espíritu y toma el
camino del desierto, que lleva a Gaza (Hch 8,26). Movido por el mismo Espíritu,
Felipe se acerca al ministro de la reina Candaces de Etiopía, que estaba leyendo
al profeta Isaías sin entenderlo (Hch 8,27-28). Movido por el espíritu, Felipe
le evangeliza con la Buena Noticia de Jesús (Hch 8,35) y le bautiza con el agua
y el Espíritu (Hch 8,38). Y, movido por el mismo Espíritu, Felipe es llevado a
Cesárea del Mar y va evangelizando a Jesús por las ciudades y pueblos a su paso
(Hch 8,39-40).
También el ministro etíope eunuco fue movido por
el Espíritu para leer las palabras de Isaías; después escuchó la interpretación
correcta y pidió el bautismo movido por el Espíritu y marchó con el gozo del
Espíritu a Etiopía como un nuevo evangelizador.
Si nos dejásemos guiar por el Espíritu de Dios y
por el Padre, ¡cómo cambiarían nuestras vidas y nuestro conocimiento de Jesús!
Nadie va a Jesús si el Padre y el Espíritu no lo atraen. Y seríamos hombres
nuevos, nacidos del Espíritu de Dios e impulsados por él, para ser
evangelizadores eficaces con el poder del Padre y del Espíritu.
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
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