VACACIONES JUNTO AL
RÍO DEL ESPÍRITU
El agua es necesaria para la
vida. En países desérticos se la ve como un don del cielo y como símbolo de la
vida. En el orden espiritual, el agua, tocada por la bendición de Dios, se
convierte en instrumento de vida divina en el Bautismo o en la Eucaristía y en
símbolo del mismo Espíritu de Dios: "De su seno (de Cristo) manarán ríos de agua
viva. Lo dijo Jesús refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que creyeran
en él" (Jn 7,38-39).
El profeta Ezequiel usará
también el símbolo del agua para hablar del Espíritu de Dios: "del umbral del
Templo manaba agua hacia Levante ... " (Ez 47,1). (En Semana Santa mucha gente
planea sus vacaciones junto al agua del mar, como una evasión del trabajo y, a
veces, como una huida de Dios). La Iglesia nos invita hoy en estas lecturas a
tomar unas vacaciones a las orillas del río del Espíritu, que brota del costado
del Templo de Dios (Ez 47,1) y crece incesantemente en su caudal hasta llegar al
mar pútrido del pecado y la muerte, para regenerarlo y llenarlo de peces y de
vida (Ez 47,9). En las orillas del río de Dios brotan y maduran los frutos
maravillosos del Espíritu en cosechas continuadas y abundantes (Ez 47,12).
Cristo mismo nos exhorta a
acercarnos a las orillas del río de Dios: -Os invito a sumergiros en las aguas
del Espíritu Santo para ser lavados y limpios de vuestros pecados y quedar
refrescados y aliviados del ardor y el cansancio del camino. Os invito a bajar a
las aguas profundas de la vida del Espíritu con los enfermos, los atribulados y
los paralíticos del alma y del cuerpo para que sean sanados en el día y en la
hora de Dios (Jn 5,7). Os invito a comer en abundancia de los frutos de los
árboles del Espíritu para que tengáis vida divina en vosotros, crecimiento
espiritual y fortaleza para la evangelización y los trabajos del Reino.
Necesitáis crecer en el amor y en la paz, en el gozo y en la magnanimidad, en el
paciencia y la bondad, en la benignidad y en la fe, en la continencia y en el
propio dominio. Bebed del agua de vida; bañaos en ella. Alimentaos de los frutos
abundantes y maduros, que crecen junto a los torrentes maravillosamente bellos
del Espíritu.
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C
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