martes, 22 de marzo de 2016

MEDITACION P.CEFERINO SANTOS. MARTES SANTO


SU ENTREGA
El Señor llamó a su Hijo y pronunció su nombre (Is 49,1) para darle una misión salvadora de unificación de su pueblo dividido (Is 49,5) y de iluminación de las naciones y salvación universal hasta los confines de la tierra (Is 49,6). La maravillosa misión de Cristo, el Hijo del Padre, pasa por la cruz. Por eso, Cristo tiene que ser entregado (Jn 13,21) para nuestra salvación. Cristo va a la muerte por los hombres de todos los tiempos: por Judas, que le traiciona (Jn 13,26), por Pedro que le niega (Jn 13,38), por cada hombre necesitado de luz y de salvación.
Al cumplir Cristo su misión redentora y su mandato, Cristo mismo es glorificado y también su Padre (Jn 13,31-32). Pero esa glorificación que alcanza a la santa humanidad de Jesús, comienza a extenderse también a los que alcanzan su salvación. Esta es la razón por la que los hombres seremos también glorificados con Cristo. ¡Grande es, Señor, tu amor y tu entrega generosa hasta la muerte por nosotros! "A ti, Señor, me acojo; no quede derrotado para siempre" (Sl 71,1), pues Tú moriste por mí. "Sé Tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve" (Sl 71,3). Y ya que tu vida fue una entrega total por nosotros, concédenos que la nuestra sea también una ofrenda generosa a Ti y para siempre. Amén.

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