martes, 29 de marzo de 2016

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS. MARTES OCTAVA DE PASCUA




LOS MENSAJES DEL RESUCITADO

El Cristo, que está vivo, sigue comunicándose con los suyos y, como triunfador del mal y de la muerte, nos envía sus mensajes pascuales. Recordemos algunos:

1. Paz a vosotros. Alegraos (Mt 28,9). Invadió el temor a las mujeres que vieron abierto el sepulcro de Cristo. Tienen temor cuando ven a unos ángeles. Se asustan al ver a Cristo vivo. Su mensaje es inequívoco: Paz y alegría, que brotan del Resucitado, para sus discípulos. Esta paz y este gozo no vienen de motivos humanos ni de los hombres ni de circunstancias favorables; vienen del Señor.

2 ¿Por qué lloras? (Jn 20,15). Hay momentos para el llanto y para la tristeza. Pero hay momentos para el gozo del Espíritu. La visión del Resucitado tiene que alejar las nubes de la tristeza y del dolor. El encuentro personal con Cristo ha de transformar nuestra vida. Él vive, aleluya. Gocémonos con Él.

3. No tengáis miedo (Mt 28,10). No nos importen los soldados vigilantes ni la rabia de los fariseos, ni la incredulidad de los mismos apóstoles y teólogos, ni nuestra propia inseguridad. Cristo, vencedor de la muerte y Señor de la historia y de los acontecimientos, es nuestro apoyo. "No temáis a la enfermedad y a las dificultades; no temáis a la persecución. No temáis ni a la misma muerte. Yo soy el vencedor de la muerte. ¡Yo soy la Vida!".

4. Comunicad a mis hermanos... que me verán (Mt 28,10b). La pérdida de la presencia visible de Cristo fue una prueba durísima para los apóstoles. La promesa de Cristo resucitado les devuelve la esperanza y el consuelo: "Me veréis" en Galilea, en apariciones; ahora, por el amor y la fe; al terminar nuestra peregrinación terrena, cara a cara, en visión luminosa y gozosísima. "No os sintáis solos... Me veréis y seré vuestro consuelo y vuestra Vida.

5. Escapad de esta generación perversa (Hch 2,40). Las palabras son de San Pedro el día de Pentecostés; pero podemos meditarlas como dichas por Jesús. No es posible compartir la vida de Cristo resucitado con la vida de pecado y enemistad que el mundo manifiesta contra Cristo. Tenemos que bautizamos y sumergimos en la vida y en el nombre del Resucitado y abrimos a su Espíritu (Hch 2,38) para formar parte de la nueva familia de los hijos de Dios.


6. Di a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre (Jn 20,17). La vida, gracias a Cristo resucitado, tiene desde ahora unos horizontes más amplios que los de nuestra vida terrenal. No se acaba todo aquí abajo. Subimos con Cristo a su Padre y a nuestro Padre, a su Dios y a nuestro Dios. El resucitado nos abre los nuevos horizontes de una eternidad con Dios y le damos gracias por este don maravilloso que nos ofrece. "¡Gracias a Ti, Señor Jesús resucitado, que nos abres las puertas de un Paraíso feliz contigo en el Reino de Dios!".

Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

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